martes, 6 de mayo de 2008

A Comer

Su mirada estaba fija en el abundante platillo de comida frente a ella. Con 40 kilos y un metro sesenta de estatura, la joven estaba conciente de su severo problema. Sin embargo, sus visibles huesos temblaban desesperados ante la idea de incorporar tal cantidad de calorías a su cuerpo. De vez en cuando jugueteaba con los particulares adornos del mantel, mientras su madre hacia notar su presencia con tensas miradas de excesiva seriedad.
Cada bocado era una desgarradora puñalada que desbarataba sin piedad la tímida silueta de sus ojos sombríos ante las frías lágrimas corriendo por su rostro inexpresivo.